Tener una mascota es una experiencia única, pero no es una decisión que pueda tomarse a la ligera. El primer paso es analizar bien qué es lo que estás buscando, es decir, cuáles son tus motivaciones a la hora de tomar la decisión de incorporar un nuevo integrante a la familia.
Las necesidades son muy variadas: un compañero para la vida cotidiana, un guardián de la casa, un amigo para paseos por la naturaleza, un regalo para que tus hijos asuman responsabilidades, etc.
Tu nuevo amigo... ¿canino o felino?
Si dudas entre un perro y un gato, lo único que tienes que hacer es mirarte a ti mismo para encontrar la mejor opción: si eres una persona activa, un perro te acompañará en tus paseos con entusiasmo, pero si te encantan las películas en casa o eres un lector empedernido, no hay nada mejor que un gato.

La importancia del entorno

Seguro que existe la mascota perfecta que se adapta a tu entorno y costumbres. Si escoges con responsabilidad, no te arrepentirás de incorporar este compañero a tu vida. Si te preocupan los gastos de alimentación y de veterinario que obviamente demandan los animales domésticos, reflexiona sobre la devolución que ellos realizan a tu inversión contribuyendo a tu salud física y psíquica.
Múltiples beneficios

Para los ancianos un animal de compañía puede satisfacer necesidades psicológicas como afectividad, acompañamiento, sentido de la pertenencia, pudiendo compensar las carencias de los sistemas tradicionales de apoyo social. Por supuesto, las mascotas contribuyen a nuestra sociedad en muchos otros aspectos, pensemos en los perros policía, en los que intervienen en las campañas antidroga o en los de rescate, donde día a día demuestran su coraje y fidelidad. En resumen, nosotros les damos pero ellos también nos dan y mucho.
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